El búnker se encuentra a 30 metros bajo tierra en el centro de una montaña y pertenece a la compañía Bahnhof, que ofrece servicios de internet y que tiene allí instalado su moderno centro de datos.
La fortaleza Assange
Construido durante la Guerra Fría, sólo se puede acceder al búnker por una única y pesada puerta de acero -igual que las demás del interior- de más de medio metro de grosor. El sitio, dicen, es capaz de soportar hasta un bombardeo nuclear. ¿Será acaso ajustado a las necesidades de defensa de Assange? Desde Wikileaks está claro que lo creen: saben que el Pentágono les sigue la pista y que buscan el modo de silenciarlos.
Pero Assange cuenta en Suecia no sólo con una fortaleza, sino incluso con un comprometido protector: Jon Karlung, jefe y fundador de Bahnhof, quien ve en el misterioso y seguro lugar una “metáfora” del posicionamiento de su compañía a resistir cualquier tipo de intrusión, física o jurídica. “Estamos orgullosos -cuenta- de tener clientes como éstos. Internet debe ser una fuente abierta para la libertad de expresión, y el papel de un proveedor de internet es una herramienta tecnológica de acceso neutral” dijo Bahnhof a la edición El Semanal del periódico español, ABC.
Precisamente, agencias de noticias como AFP y EFE reportan sobre el interés de la organización defensora de la libertad de expresión Reporteros Sin Fronteras (RSF) de albergar un sitio espejo de los cables diplomáticos divulgados por el sitio Wikileaks para expresarle su “apoyo al derecho de publicar información sin ser obstaculizado”.
RSF alberga en la dirección http://wikileaks.rsf.org/ un sitio espejo de la rúbrica dedicada a los cables diplomáticos estadounidenses que tanta polémica causaron con su publicación.
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