Estados Unidos puso en duda la fama de los servicios de salud cubanos, cuya atención es universal y gratuita hace más de medio siglo, según revelaciones de WikiLeaks citadas por el diario español El País.
En su documental Sicko, de 2007, el cineasta Michael Moore elogiaba la asistencia médica cubana en contraste con la de Estados Unidos. Sin embargo, en un informe de 2008, titulado Aquí nada es fácil, la legación estadounidense describía un paisaje desolador de la sanidad.
El cable menciona también la película de Moore. “El médico cubano (no identificado) señaló que las autoridades han prohibido Sicko porque lo tachan de subversivo. Aunque la película trata de desacreditar la sanidad en EEUU subrayando las excelencias del sistema cubano, él dijo que el régimen sabe que la película es un mito y no quiere arriesgarse a una reacción violenta de la gente cuando los cubanos vean unas instalaciones que no están disponibles para la inmensa mayoría de ellos”.
El despacho señala que algunos empleados de la legación cubana que vieron la película se molestaron tanto por la descarada distorsión del sistema de salud en Cuba, que “se fueron de la sala”.
Una de las cuestiones más llamativas es la del tratamiento que, según los diplomáticos de EEUU, reciben los enfermos de sida. “Los pacientes seropositivos tienen la palabra SIDA estampada en sus documentos de identidad. Y tienen que enseñar el carné desde para comprar la ración mensual de comida hasta para comprar un billete de tren; la persona queda estigmatizada de por vida”.
El telegrama indica que a algunos enfermos se les había trasladado a lo que se conoce como la “prisión de pacientes con sida de San José” para someterlos a tratamientos antivirales.
“No está claro para ellos por qué los han puesto en estas instalaciones como cárceles, pero ellos creen que los discriminan por ser homosexuales. El periodo medio que pasan en este lugar es entre 18 y 24 meses”, indica el despacho.
El grado de excelencia en el tratamiento del cáncer deja mucho que desear, según el cable. “Muchos jóvenes pacientes de cáncer han resultado infectados con el virus de la hepatitis C después de sus operaciones. Eso indica una carencia en el proceso de examinar la sangre antes de realizar las transfusiones (...). Los pacientes son informados sobre el tipo de cáncer que padecen, pero poco acerca de la fase, del tamaño del tumor, de la metástasis o prognosis. Les pueden ofrecer cirugía después de la quimioterapia o radiaciones, pero no se les da la posibilidad de elegir sobre una aproximación más o menos agresiva”.
El tráfico de influencias lastra el sistema sanitario cubano, según los diplomáticos estadounidenses.
“Una mujer de unos treinta años nos confía: ‘Aquí todo consiste en ver a quién conoces. Yo estoy bien porque tengo amigos en el sector médico. Pero si no tuviera contactos, y la mayoría de los cubanos no los tienen, sería horrible’. Dice que los cubanos están insatisfechos con la asistencia médica. Además de la falta de suministros y medicinas, y a raíz de que muchos médicos han sido enviados al extranjero, los médicos de cabecera atienden a unas 300 ó 400 familias y están con sobrecarga laboral.
Hay privilegios para algunos
Las mejores instituciones médicas de Cuba, según el cable de WikiLeaks, están reservadas para extranjeros “con buenas divisas, la elite gobernante y personal militar de alto rango”.
El informe incluye hasta seis centros médicos que frecuenta la elite. Pero cuando se trata de procurarse una asistencia buena de verdad, los gobernantes la buscan fuera de la isla. “Fidel Castro, en julio de 2006, trajo un doctor de España durante su crisis de salud. El viceministro de Salud, Abelardo Ramírez, fue a Francia para someterse a una operación de cirugía a causa de un cáncer en el aparato digestivo”.
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