jueves, 7 de junio de 2012

ASSANGE desnuda verdades de las guerras cibernéticas

“Se lleva a cabo una guerra por el futuro de nuestra sociedad. ¿El futuro del mundo es el futuro de Internet?”, se pregunta Julian Assange. Para abordar el tema de las guerras cibernéticas el fundador de WikiLeaks entrevista a los ‘Criptopunks’, activistas que hacen códigos y repercuten en la política pública.

Los invitados del nuevo programa de Julian Assange son tres amigos del movimiento ‘Criptopunk’: Andy Müller-Maguhn, de Alemania; Jeremie Zimmermann, de Francia; y Jacob Appelbaum, de EEUU.

Para Assange, de las tres libertades fundamentales —la libertad de comunicación, la libertad de movimiento y la libertad de interacción económica—, la libertad de comunicación ha cambiado mucho. “Ha mejorado mucho en cierto sentido porque ahora podemos comunicarnos con muchas más personas. Pero, por otra parte, ha empeorado significativamente porque ya no existe privacidad y nuestras comunicaciones pueden ser espiadas, y son espiadas y son guardadas, y como resultado pueden utilizarse contra nosotros”, denuncia.

“Nunca se habla de la paz cibernética porque es su negocio”

Según Jacob Appelbaum hay tanto jaleo sobre la guerra cibernética porque “toda la gente que tiene el poder y que habla de la guerra cibernética nunca habla sobre la construcción de la paz cibernética, sólo habla de la guerra porque es su negocio y por eso tratan de atar la tecnología a esto”.

El activista Appelbaum está convencido de que la vigilancia a través de la Red es un arma y “no hay ninguna duda de que es un arma en lugares como Siria o Libia, la utilizan para perseguir políticamente a personas”.

Jeremie Zimmermann, a su vez, planteó otro aspecto del problema: “No es sólo la vigilancia patrocinada por el Estado, es un tema de privacidad, de cómo terceros manejan la información y el conocimiento real de la gente de lo que se hace con esta información”.

Los activistas denuncian que los usuarios a menudo revelan sus datos personales a las compañías telefónicas o los ponen en Internet sin tener idea de que estos datos pueden ser usados por terceras personas. “La gente no entiende cómo funciona Internet. Tampoco saben cómo funcionan las redes telefónicas. Pero (en el caso de una supuesta violación de los derechos del usuario) los tribunales dictaminarán que es así”, dice Zimmermann.

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