Directivos del diario El Nacional confesaron el pasado año al embajador de Estados Unidos en Caracas que las pérdidas causadas por la masiva retirada de la publicidad de empresas públicas o nacionalizadas llevaron al medio al borde de la quiebra.
Emitiendo bajo presión
La víctima más importante fue Radio Caracas Televisión, cuya licencia de funcionar en abierto fue revocada en 2007 por la Comisión Nacional de Telecomunicaciones, y, tres años después, perdió el permiso para emitir por cable para suscriptores.
Durante el punto álgido de la confrontación con el Gobierno, ejecutivos de Globovisión admitieron ante diplomáticos estadounidenses que las amenazas oficiales obligaron al despido del director de la cadena, Alberto Ravell, que públicamente se presentó como renuncia del afectado, y a bajar el tono de los espacios antigubernamentales.
Uno de los propietarios, Nelson Mezerhane, que finalmente estableció su residencia en EEUU, y cuya detención y entrega pidió Caracas, fue advertido por un ministro de que aceptaba las condiciones por el Gobierno o se procedería a una masiva retirada de fondos públicos de su banco, el Banco Federal, según los despachos de la embajada.
Mezerhane prácticamente se vio forzado a vender el banco, y el Gobierno intervino la entidad en junio del pasado año, tras acusar al empresario de llevarse al exterior los activos.
Funcionarios de la legación diplomática mantuvieron frecuentes contactos con accionistas, directivos y periodistas, para conocer la evolución de los choques entre prensa y Gobierno, que no parece haber olvidado la parcialidad de los principales medios de comunicación en favor del paro petrolero que, en abril de 2002, casi bloqueó Venezuela y estuvo a punto de acabar con el ex teniente coronel. Desde entonces, la ofensiva oficial se acompañó de una legislación bastante restrictiva.
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