“No, nunca”, respondió Assange al presentador del programa 60 minutes, Steve Kroft, cuando le preguntó si había incitado a alguien a filtrarle los cientos de miles de documentos secretos del Departamento de Estado de Estados Unidos que cinco diarios internacionales comenzaron a publicar en noviembre.
La idea de que Assange animó a sus fuentes a enviarle documentos clasificados es el argumento principal del equipo del Gobierno estadounidense que estudia la posibilidad de presentar cargos criminales contra él.
El australiano, que se encuentra bajo libertad condicional en el Reino Unido mientras se concreta su proceso de extradición a Suecia, aseguró en la entrevista que, aunque Estados Unidos ha hecho repetidos ataques a la página web de WikiLeaks, el país “no tiene la tecnología necesaria para acabar con el portal”.
“Por la forma en que está construida nuestra tecnología, en que está construido internet, es muy difícil evitar que las cosas reaparezcan”, sostuvo.
“Hemos tenido ataques en algunos dominios web particulares, pequeñas piezas de infraestructura desaparecidas. Pero ahora tenemos alrededor de 2.000 páginas independientes en todos los sentidos, en todas partes del mundo. No es posible acabar con eso”, añadió.
Tras la publicación de documentos sobre las guerras de Irak y Afganistán en 2010 y la de los cables diplomáticos, WikiLeaks, planea ahora difundir detalles de las cuentas bancarias de 2.000 personalidades ricas y famosas sospechosas de evasión fiscal.
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