Assange, para evitar ser extraditado de Inglaterra a Suecia, de donde podría ser enviado a EEUU, ha pedido asilo en la Embajada de Ecuador en Londres. Assange es acusado de delitos sexuales por dos mujeres, algo que él niega tajantemente. Podría haber sido eventualmente forzado a salir de Suecia para ser enviado a EEUU, donde enfrenta acusaciones de terrorismo y otros delitos, alguno de los cuales incluyen como castigo la pena de muerte. Sus temores no son infundados: el militar norteamericano Bradley Manning, que entregó una parte de la información reservada que Wikileaks difundió, está detenido en una base militar estadounidense y enfrenta el riesgo de ser decretada contra él la pena de muerte. Manning recibe malos tratos y vejámenes en su encierro.
El caso de Wikileaks ha puesto a prueba el Estado de Derecho en los países de occidente. Primero, las acusaciones de las dos mujeres contra Assange son muy débiles, no aportan pruebas y son contradictorias. Segundo, contrariamente a lo sucedido en casos similares, la justicia inglesa rechazó sus apelaciones y ordenó su extradición a Suecia. Paralelamente, las grandes corporaciones financieras han ordenado cortar a Wikileaks, sin orden judicial alguna, los servicios de donaciones a través de tarjetas de crédito y débito, lo que ha sumido a esa organización en una profunda crisis. Por esta causa, Wikileaks ha perdido el 95% de sus ingresos.
Todo esto no puede sino reflejar las presiones que deben recibir esas empresas, y quizás los sistemas judiciales de Inglaterra y Suecia, de parte del Gobierno norteamericano, irritado por las filtraciones efectuadas por Assange en su sitio web. El Estado de Derecho, el debido proceso y la seguridad de Assange y Manning han sido violados por sólidas democracias occidentales.
Mientras tanto, el Gobierno ecuatoriano, no precisamente un ejemplo de permisividad informativa y de transparencia, ha señalado que estudiará el pedido de asilo de Assange. Pero incluso si aceptara concedérselo, ésta es una figura que no está en la tradición legal inglesa y no necesariamente podría ser concedido un permiso para que Assange pueda salir de la legación y dirigirse a un aeropuerto. Podría enfrentar, entonces, una incómoda situación de asilado político por un largo periodo, un preso de una cárcel lujosa.
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