El País ha tenido acceso, junto con otros medios y a través de WikiLeaks, a las fichas secretas de 759 de los 779 presos que han pasado por la prisión, de los cuales unos 170 siguen recluidos. Las tripas de la cárcel quedan recogidas en 4.759 folios firmados por los más altos mandos de la Fuerza Conjunta de la base y dirigidas al Comando Sur del Departamento de Defensa en Miami.
La radiografía de una prisión creada por George W. Bush el 2002 al margen de las leyes nacionales e internacionales llega en un mal momento para el presidente, Barack Obama. Cerrar el penal fue su primera promesa tras asumir el cargo en enero del 2009. El anuncio, hace un mes, de que reanudaría los juicios en las comisiones militares fue el reconocimiento de su fracaso.
Los informes, fechados entre 2002 y 2009, tienen como finalidad recomendar si el preso debe continuar en el penal, ser liberado o trasladado a otro país, documentan por primera vez cómo valoraba EEUU a cada uno de los internos y lo que sabían de ellos.
Revelan un sistema basado en delaciones de otros internos, sin normas claras, cimentado en sospechas y conjeturas, que no necesita pruebas para mantener a una persona encarcelada largo tiempo —143 personas lo han estado más de nueve años— y que establece tres niveles de riesgo que se definen con apenas una frase. El más alto sólo implica que la persona “probablemente” supone “una amenaza para EEUU, sus intereses y aliados”; el medio, que “quizá” lo suponga; y el bajo, nivel en el que aparecen catalogados presos que han estado ocho y nueve años en la prisión, que es “improbable” que sea un riesgo para la seguridad del país.
Hay casos, según revelan los informes secretos, en los que ni siquiera el Gobierno de EEUU sabe los motivos por los que alguien fue trasladado a Guantánamo, y otros en los que ha concluido que el detenido no suponía peligro alguno: un anciano de 89 años con demencia senil y depresión que vivía en un complejo residencial en el que apareció un teléfono por satélite; un padre que iba a buscar a su hijo al frente talibán o un mercader que viajaba sin documentación.
Un reloj delata a los prisioneros
Un reloj Casio, de bajo costo,llevado en la muñeca por los islamistas trasladados a Guantánamo podría ser signo de pertenencia a la red Al Qaeda, según los documentos secretos de EEUU procedentes del portal WikiLeaks, informó el diario italiano La Reppublica. AFP
EEUU siguió a Bin Laden 11 meses
El líder supremo de Al Qaeda, Osama bin Laden, y su lugarteniente, Ayman al-Zawahiri, viajaron tres meses sin parar por Afganistán tras los atentados del 11 de septiembre del 2001, según archivos militares de EEUU divulgados por WikiLeaks.
Los documentos, que forman parte de las evaluaciones de inteligencia de los detenidos de Guantánamo, revelaron que Bin Laden le dijo a los combatientes árabes sólo cuatro días después de los atentados del 11-S que tomaran las armas en Afganistán contra los “invasores infieles”, según el Washington Post. En una señal de cuán desesperado estaba Bin Laden después de escapar del complejo de cuevas de Tora Bora, en el este de Afganistán, a mediados de diciembre de 2001, el líder de Al Qaeda llegó a pedir 7.000 dólares prestados a un protector, devolviéndolos en el plazo de un año, según los documentos.
Además, el organizador de los atentados del 2001 afirmó que Al Qaeda haría estallar una bomba nuclear en caso de captura de Bin Laden, según los documentos clasificados obtenidos por WikiLeaks. Esta bomba, escondida en Europa, desencadenará “una tempestad nuclear infernal”, afirmó Jalid Sheij Mohammed, número tres de Al Qaeda, según los documentos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario