La comparecencia de hoy fue la segunda ocasión en la que el famoso hácker ha comparecido desde la legación ecuatoriana, donde se refugió hace seis meses para evitar su extradición a Suecia, país que le reclama por unos supuestos delitos sexuales que él niega.
Ante un centenar de simpatizantes y una impresionante presencia de medios de comunicación de todo el mundo, el australiano aseguró que su trabajo no va ser "amedrentado" y que seguirá enfrentándose a los "abusadores", por lo que su organización publicará en 2013 un millón de documentos confidenciales que afectarán "a todos los países del mundo".
El anuncio de Assange, que compareció en el balcón de la embajada durante quince minutos, fue recibido con aplausos de sus seguidores, algunos de los cuales le gritaban en español "Julian, amigo, el pueblo está contigo".
WikiLeaks hizo la convocatoria del discurso de su fundador a través de Twitter y Facebook y pidió a sus simpatizantes, entre los que se repartió vino caliente, que acudieran con velas para que se sintiera el espíritu navideño.
Allí, entre villancicos adaptados, los simpatizantes de Assange desplegaron pancartas en las que se pedía que no "dispararan al mensajero" y esperaron pacientes las revelaciones del hácker durante más de dos horas.
El experiodista australiano de 41 años aprovechó la ocasión para referirse a su situación legal y a su confinamiento indefinido en la embajada ecuatoriana, lo que ha causado un contencioso entre Londres y Quito.
"La puerta está abierta y siempre ha estado abierta para cualquiera que desee usar los tramites adecuados para hablar conmigo o garantizarme una salida segura", apuntó Assange, que rechaza su entrega a Suecia para evitar ser extraditado desde allí a Estados Unidos.
En este sentido, el experiodista y hácker australiano de 41 años, explicó que el Pentágono estadounidense sigue considerando a su organización como "criminal" y que el Gobierno de Australia "no defiende el periodismo y las publicaciones de WikiLeaks", lo que le hace seguir en la embajada de Ecuador.
"Hace seis meses entré en este edificio. Se convirtió en mi casa, mi oficina, mi refugio. Gracias al Gobierno de Ecuador y el apoyo de sus habitantes. Estoy seguro en esta embajada y desde aquí es donde puedo hablar de manera segura", explicó Assange.
El confinamiento del hácker es vigilado de forma minuciosa por agentes de la policía británica que hacen guardia las 24 horas de día en la puerta de la embajada para detenerle en el caso de que saliera a la calle.
Coincidiendo con el discurso, la embajadora de Ecuador, Ana Albán, quiso a través de un comunicado reiterar su apoyo al fundador de WikiLeaks.
"En un tiempo del año que une a la gente, Ecuador reafirma la solidaridad que nuestro país dio hace seis meses a una persona que era perseguida por pensar y expresarse libremente", señaló la embajadora que reconoció que su situación es "extremadamente difícil".
La embajadora dijo además que "a veces es necesario levantarse y enfrentarse a los enemigos de la democracia, que lejos de buscar la unidad y la paz entre los ciudadanos del mundo, buscan la dominación de pequeños grupos de personas".
Los Gobiernos de Londres y Quito viven un contencioso diplomático de difícil solución desde que el Gobierno de Rafael Correa decidiera acoger en su embajada en territorio británico al fundador de Wikileaks, que el Reino Unido considera que debe ser entregado a Suecia.
Assange fue detenido el 7 de diciembre de 2010 en Londres a petición de la Justicia sueca, días después de que su portal difundiera, junto con varios periódicos del mundo, miles de cables diplomáticos confidenciales de EEUU que avergonzaron a Gobiernos de todo el mundo.
Además, su organización ha desvelado documentos confidenciales relacionados con las guerras de Iraq y Afganistán, que la administración estadounidense consideró que suponía un peligro para su seguridad nacional.
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